2º Parte
[2 Semanas después de la desaparición de Piti]
Narra Vilma:
Habían pasado dos semanas. Dos semanas desde que mi vida se apagó. Y allí estaba, sentada en la mesa del comedor, esperando un almuerzo que no probaré por mucho que Julia y el Capitán me obliguen a estar ahí, aunque fuese por el bien de mi bebé, porque desde que él se fue, mi estado de salud y el de mi hija habían empeorado considerablemente. Inexplicablemente, el feto enfermaba por momentos y Julia, desesperada, no sabía que hacer más que obligarme a ir a sus revisiones y rogarme que comiera y no tuviera esfuerzo alguno. ¿Pero que más me daba? Él se había ido, mi bebé se estaba muriendo, ¿Qué motivo me quedaba para vivir ya?
Desde el otro lado de la mesa, veía la mirada de Palomares. Él no entendía mi situación, y en parte, era culpa mía. Jamás debí confundir la situación, y cada uno estaría bien. Y lo más importante; Piti estaría aquí.
Desde que se fue, ya nada tiene sentido. Y yo no me veo capaz, capaz de seguir adelante, capaz de asumir la culpa, capaz de levantarme cada mañana e ir a clase, capaz de mirar a mis compañeras quienes en el fondo también me culpan de que esto haya ocurrido, capaz de seguir viviendo. No sé si está bien, mal o incluso puede que ya esté muerto. Lo único que sé, es que la que ya no vive soy yo.
Salomé colocaba las bandejas de comida delante nuestra, y sonreía a Burbuja, quién divertido las colocaba en otra mesa. Cuando colocó la mía delante de mi rostro, me sonrió esperanzadora, y yo no puede evitar sonreírle también. Supongo que era la única que no me culpaba de esto. Siguió su recorrido y yo seguí dirigiendo mi mirada a otros huéspedes de esta sala. Ainhoa y Ulises, tremendamente felices, se sonreían en una esquina de la mesa. Desde que volvieron hace una semana, parecían que habían bebido el elixir de la felicidad y aunque en cierto modo, sentía una sana envidia por ellos, no podía menos que alegrarme por ellos.
Estela, comía frente a mi, y aunque pensaba que también me culparía, ha sido mi más fiel apoyo desde que él no estaba. Junto a ella, una incipiente relación, Sol y Ramiro. En la mesa principal, Julia y Ricardo intercambiaban cariñitos y Valeria, no había sonreído tanto desde que la conozco.
Una bandeja se estrelló contra el suelo y me sacó de mis pensamientos. Miré a Salomé quién dirigía su mirada hacia la escalera que bajaba de cubierta.
-Piti…- su nombre. Un escalofrío recorrió mi espalda y mi corazón comenzó a latir a diez mil por hora. Miré lentamente hacia dónde todos miraban. Allí y estaba él, guapísimo como siempre o .. incluso más guapo que nunca. Su sonrisa iluminó la sala mientras todos se levantaban y gritaban, podía verlos mover sus bocas pero solo escuchaba silencio.
En ese momento, me sentí más viva que nunca.
[Narra Piti]
Bajé las escaleras cuidadosamente, pero hubo un alma más rápida que yo. En el momento en el que Salomé tiró su bandeja todas las miradas se dirigieron a mí. Poco tardaron en levantarse, el primero fue Burbuja, para darme un abrazo de campeonato. Después Salomé, De La Cuadra, el Capitán, Julia, Estela.. pero ella no venía. Nuestras miradas se encontraron, estaba petrificada, como una estatua.
Sus ojos transmitían un brillo poco común, no tenían un color especial, pero eran los ojos más bonitos del mundo. Una lágrima, recorrió su rostro, una lágrima que reflejaba todo el dolor y a la vez toda la felicidad. Se levantó y todos se apartaron de mí instintivamente.
Puede que fueran dos segundos, pero para mí parecieron una eternidad hasta que la acogí en mis brazos. Los suyos pasaron por debajo de los míos, y su cabeza se apoyó en mi cuello. En ese instante, todas las luces se apagaron, no había ningún presente y toda la sala dio vueltas lentamente. Solo estábamos ella y yo. Una voz casi imperceptible susurraba un “No te vuelvas a alejar de mí”.
Poco a poco, la fui separando dolorosamente de mí. Me había ido para que ella fuera feliz, no quería entorpecer más su vida y solo una gran razón de peso me había hecho volver. Miré al capitán mientras los demás estaban distraídos, haciéndole entender que teníamos que hablar.
Salimos de aquella, no sin mirarla por última vez. Todos le hablaban y le preguntaban, pero ella me miraba a mí con toda la ternura del mundo.
Despacho de El Capitán
Le conté a Ricardo, como Leonor y su equipo me habían encontrado tan solo horas después. Me “alié” a ellos para saber que buscaban. Y es que, a parte de querer llegar a tierra antes que nosotros, tenían un objetivo aún más importante. Por alguna extraña razón, querían a Vilma y Salomé, las únicas embarazadas en el fin del mundo. En el momento en el que lo supe, no me lo pensé dos veces y me fui de aquel sitio. Ellos tenían localizados al Estrella Polar en todo momento, así que no tarde ni un día en llegar a nuestra posición.
-Piti, me alegra de que me cuentes todo esto-el capitán me miraba con ánimo- pero tenemos que hacer algo.
-Yo..si me permite, le diría que lo mejor es que no sepa nada la tripulación y mucho menos Vilma y Salomé.. con que lo sepamos nosotros, el primer oficial y la doctora es suficiente, nosotros podemos protegerlas.- Ricardo me miraba incrédulo. Quizás no se esperaba ese acto de madurez y naturalidad por mi parte.
-Está bien Piti.. gracias por todo- se levantó y me dio la mano- Lo mejor será que te reincorpores a la tripulación cuanto antes ¿Te parece?
-Eso está hecho capitán- dije mientras me levantaba y me dirigía hacia la puerta.
-¡Piti!- no me dio tiempo a salir cuando me dí la vuelta- Perdona lo que te dije aquel día.
Sonreí al Capitán haciéndole entender que aquello estaba ya olvidado. Salí de aquel despacho, dispuesto a enfrentarme con aquella realidad, la misma que me perseguía en pesadillas desde hacía dos semanas: Vilma y Palomares.
3 horas después
De La Cuadra, ya a sabiendas de todo lo que había hablado con el Capitán, repartió los trabajos de tarde. Ainhoa y Estela limpiaban el aula, Palomares los baños con Ramiro y a mí.. a mi me tocaba con Vilma la tarea de arreglar las herramientas y limpiar la sala de maquinas. Muy listo, De La Cuadra, muy listo. Aunque seguía algo enfadado con Vilma, debía protegerla y.. tampoco podía negar que quería tenerla cerca.
Ambos bajamos, sin apenas mirarnos y nos pusimos a trabajar. Repartimos el trabajo de manera que, como me había indicado Julia, Vilma hiciera lo menos posible dado su delicada situación. Ella miraba de reojo, esperando alguna palabra o pregunta mía, pero no llegó. Poco a poco se acercó e hizo como la que manchaba mi mono de grasa.
-¡Eh!- le recriminé riéndome-¡ Eso no vale!
Ella sonreía, inocente, como si el dolor no existiera en el mundo. Su blancos dientes perfectos, su pelo rubio recogido con dos trenzas a los lados, como aquel día que le exigí que me dijera si me quería o no, su carita llena de grasa y su ya notable barriguita.
Era perfecta, no tenía ningún defecto excepto.. que no me quería. Con desgana me di la vuelta y seguí limpiando. Vi reflejado su rostro en el cristal que había a lo lejos frente a mi. Parecía una niña pequeña a la que le habían quitado su juguete favorito. Se dio la vuelta también, rompiendo mi corazón.
Ambos seguimos limpiando, sin mirarnos ni hablar. No pasaron ni diez minutos hasta que ella rompió ese doloroso silencio.
-¿Hasta cuándo va a estar haciendo como el que no ocurre nada? ¿No piensas hablar de lo que ha pasado?- me volteé para mirarla.
-¿Qué ha pasado Vilma? – su cara reflejaba incredulidad.
-¿Co..como que qué ha pasado Piti? Te largaste, dejándome una miserable nota, después de contarme que era una cornuda, cosa que por cierto no te crees ni tú – era una chica lista, sin duda.
- ¿Y que querías Vilma? ¿Qué me quedara aquí viendo como mi mejor amigo y mi chica andaban besándose por ahí? Perdona por no querer ser el último gilipollas. – los recuerdos comenzaban a hacer mella en mí.
-Te estás equivocando..- ella empezó a llorar-..óyeme bien, no tienes ni idea, pero ni puta idea de lo que he pasado desde que te fuiste, para mí ya no existe nadie Piti, ni Palomares ni NADIE, te largaste y contigo te llevaste mi vida entera- sus lágrimas eran como puñaladas.
Sin pensármelo dos veces, le cogí la cara y la besé como nunca. Fue un beso corto, pero intenso, no importaba el hecho físico de besarnos, sino la intensidad y la pasión que sentíamos al hacerlo. Ella me cogió de los brazos, intentando atraerme cada vez más hacia ella.
Nos separamos y quedamos el uno frente al otro, casi podía respirar su propio aire, casi podía vivir dentro de ella.
-Vilma..- sonó un susurro, ahogado, frustrado por la impotencia.
-Hazme el amor Piti, ahora – fue una súplica más que una exigencia.
Le cogí en brazos y la lleve hacia nuestro pequeño nido de amor; El Camarote 31: Hogar, Dulce Hogar.
Narra Vilma:
Creía estar en un sueño. Piti me reposó en la cama mientras me quitaba la camiseta. Sus besos se extendieron por todo mi cuerpo mientras yo ya no tenía ni fuerzas para quitarnos toda la ropa, cosa de la que se encargó él. Mi corazón parecía una bomba de relojería y mi sangre iba a toda velocidad como un coche de Formula 1
Él exploro y acarició cada parte de mi cuerpo, haciendo explotar cada uno de mis sentidos, besándome de una manera que hizo que mi cuerpo casi se doblara de placer. Mis manos habían cobrado vida propia, y su espalda, se había convertido en mi lugar favorito del mundo. Su expresión era impresionante, ambos podríamos jurar que estábamos rozando el mismo cielo, y queríamos que el mundo se parará en ese mismo instante, que esa luz que derrochábamos permaneciera siempre en esa habitación y jamás volviera la oscuridad a nuestra vida.
Entonces, entró en mi, y mi columna se arqueó para que el placer se extendiera hasta las yemas de mis dedos. Se convirtió en un momento perfecto y nuestros cuerpos quedaron unidos en uno.
Aquella noche hicimos el amor como nunca. Piti se agarró a mi espalda y entrelazó sus dedos con los míos. Su rostro reposó en mi cabello mientras susurraba “Jamás te dejaré”
#Autoría: Ana (Niky)
Pero que bonitooo!!!!!! :)
ResponderEliminarMe encanta, ¿va a tener tercera parte? oisss
Besitos!
Eso espero! Aunque esa tardará un poquito más!
ResponderEliminarBesitos preciosa!
Ohh... me encanta, me he quedado sin palabras!! Es precioso!
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